El silencio habla, retumba. Si escuchas con atención esos sonidos huecos causan una sensación de presión en los oídos. Mientras eso ocurre y tú atención trata de descifrar con exactitud, se atraviesa uno que otro pensamiento que desea distraerte, esa voz si es familiar, por lo general trata de explicar o de buscar alguna teoría que te hagan sentirte satisfecho con la curiosidad que acabas de tener. Buscas quietud, calma, y empiezas a notar que es posible percibir uno a uno los latidos de tu corazón, también percibes el sonido tenue del aire que entra por tu nariz, un viejo minutero de algún reloj se hace notar a lo lejos y allí vuelven los pensamientos de nuevo. La razón no comprende porque solo quieres escuchar, empieza a hacer preguntas y a dar respuestas al mismo tiempo, entonces el hecho contemplativo pasa a ser una especie de cuestionario sin fin. Volvamos al principio entonces, el silencio en si posee sonidos, unos lejanos, otros cercanos y algunos desde adentro, son niveles de percepción que dependiendo del ánimo en el que te encuentres la conclusión del mismo te llevará a la calma o la angustia. Cierras los ojos, deseas concentrarte en los sonidos del silencio, las imágenes se dibujan en la mente, es un tiempo presente, palpable, único e irrepetible, así se escucha el ahora? Así se siente tu ser, así se está en este momento. No es vacío, solo es silencio con pequeños y tenues ruidos. Todo guarda significado, todo se enlaza, y hasta puedes sentir que te habla, que te indica cosas, que te provee de sensaciones, incluso de sentimientos, consigues en el algo, él es un dador en cierta medida. Búscalo de tanto en tanto, con los días rápidos, estrepitosos y estridentes de estos tiempos a veces es importante tomar una pausa y regalarse un momento para escuchar con detenimiento las resonancias del a fuera y el eco del adentro. En conclusión: “ El silencio te habla”. Así qué hay que descifrarlo.